Súper Manía

Pero lo peor de todo…

El trastorno bipolar se caracteriza por cambios extremos en el estado del ánimo. Te puedes sentir triste y alternar con períodos de mucha felicidad y estar lleno de planes y experimentar una sensación de mucha actividad.

Durante mis períodos de manía estoy llena de planes, algunos llegan a puerto otros se quedan a mitad de camino, como ir al gimnasio o cocinar cosas exquisitas o elaboradas. Desgraciadamente mis períodos de manía van acompañados del cigarrillo. Empecé fumando media cajetilla diaria y ahora voy en una y media. Antes me fumaba un cigarro y al rato después otro, ahora me fumo dos y hasta tres seguidos, como si mi cuerpo reclamara más y más nicotina.

No me dan ganas de comer, porque estoy como en otra dimensión, quiero estar haciendo cosas y eso implica que si no hay nada que hacer me siento como en una jaula y me lleno de desesperación.

Los fines de semana sigo despertando a las 6:30 hrs. de la mañana y no logro conciliar el sueño. Envidio como todos duermen profundamente. Entonces me voy a la cocina, me preparo un café cargado y salgo a la terraza a fumar. Me produce un alivio y siento que me relajo profundamente. Pero este movimiento de acá para allá significa despertar a todos, entonces surgen los problemas con mi marido; me dice que los viernes y sábados son los únicos días en que puede levantarse tarde y que es terrible que me ponga a fumar a esa hora. Incluso mi hijo más pequeño me dice: ¿Mamá, por qué me despertaste?

Trato de conciliar el sueño nuevamente pero tengo los ojos como plato, por mí me pondría a hacer las cosas de la casa a esa hora o planchar, escribir, saltar, lo que sea. Es una energía imparable.

Una vez me decidí a reforzar mi inglés, compré unos CD y ahí quedaron botados, aunque dediqué muchas horas, nunca terminé de verlos enteros. En otra ocasión me puse como meta correr, me compré unas zapatillas y alcancé a correr una maratón de cinco kilómetros, pero ahora están ahí las zapatillas durmiendo en el closet. Lo mismo pasó con el Pilates y la natación.

Pero lo peor es despertar a las 5:30 hrs. de la madrugada, sientes el cuerpo rígido, me pongo las manos en el estómago y respiro profundo para conciliar el sueño y no puedo. Por mí iría a la cocina y limpiaría, me pondría a planchar a servir el desayuno, pero no sé qué hacer con esa energía que me envuelve entera. Me desespero al no poder cerrar los ojos y relajarme. Es un combate entre mi cuerpo y mi mente, por eso mando un correo electrónico a mi psiquiatra para que me de una salvación. Entonces hace una ingeniería con los remedios, pero en estado de manía te endureces, es como si los remedios no hicieran ningún efectos, ni siquiera el clonazepam.

Una de las cosas peores es que el apetito se va totalmente, no desayuno ni almuerzo, sólo cuando llega mi hija tomo once y después como en la noche. No tengo desorden alimentario, pero debo estar pesando 45 kilos. Es tanta la euforia, que no me entra bocado a la boca. Cuando vivía en La Serena llegué a pesar 75 kilos, por la ansiedad. No tengo anorexia, porque lo único que deseo es subir de peso y tener más fibra en mi cuerpo, pero trato de comer y no puedo.

Pero lo peor de todo hasta este momento ha sido el cigarrillo, creo que eso, sumado a la falta de comida me tiene tan delgada, he perdido masa muscular, mis brazos son dos ramas y mis piernas están tan delgadas que siento que las personas se voltean a verme. A cada rato vacío el cenicero en la basura, para que en casa no se den cuenta de la cantidad que fumo. Estoy yendo a clases de hidro gimnasia en una piscina de un complejo deportivo. Me da mucha vergüenza mi cuerpo. Trato de no sacarme la toalla hasta entrar a la piscina, para que no vean este cuerpo seco.

Entonces comienzo a entrar en una etapa de intranquilidad acerca de mi salud, me hago todos los exámenes posibles tratando de encontrar algo, le exijo a los médicos que vean bien los resultados y me dicen que no tengo nada. Entonces invento más diagnósticos posibles y no paro. Es realmente agotador, porque me produce una angustia enorme esperar los resultados. Llamo a cada rato a los centros médicos para ver si están listos.

Pero lo peor de todo es que en estados de manía despierto con el corazón trotando, yo creo que hasta me sube la presión, pero todos duermen…

Mariela Lopez
Periodista
Colaboradora Círculo Polar
Paciente TAB

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